Wilmar Roldán es otro árbitro de exportación

- Fue el Pito de Plata en 2007. Este año trabaja para ser el mejor del país.
- En su año de debut como Fifa suma 4 partidos por Copa Libertadores.
- El juez paisa contó algunas intimidades al lado de su madre.

A Wilmar Roldán no le gusta que su madre asista a los estadios para evitar incomodidades con los insultos de los hinchas, para quienes el malo de lo partidos siempre será el mismo: el juez.

Sin embargo, en cada presentación la tiene presente con la frase que le dijo cuando salió hace 12 años de Remedios: "si algún día quiere conseguir plata hay que hacerlo honestamente, o si no quédese pobre".

Esa sabia recomendación de doña Luz Amparo Roldán hizo que Wilmar escalara en el arbitraje nacional. Ya, incluso, comienza a pegar duro en el campo internacional, pues en su primer año con la escarapela Fifa suma cuatro partidos de Copa Libertadores.

Tratando de cumplir con la promesa familiar de "voy a esforzarme para que a todos nos vaya bien", al dejar el Nordeste antioqueño, Wilmar brilló el año pasado al conseguir la distinción del Pito de Plata, detrás de Óscar Julián Ruiz, y sumar, a sus escasos 28 años de edad, 83 partidos en Colombia.

"Nací en Amalfi, pero desde chico me llevaron a Remedios. Allí unas veces era jugador y otras árbitro hasta que un día en el pueblo me hicieron escoger y me incliné por el juzgamiento, una profesión que me empieza a cambiar la vida para bien, gracias a los consejos de mi mamá, quien sigue todas mis actuaciones por televisión y se enorgullece cuando las amigas le hablan bien de mi", cuenta Wilmar, quien el domingo pasado pitó el encuentro entre Junior y Huila.

Las oraciones ayudan
Las bendiciones y oraciones de su progenitora han alcanzado para todo, hasta para mostrar personalidad, como ocurrió en el clásico América-Cali del 9 de marzo pasado, que terminó sin cumplirse el tiempo, debido a la falta de garantías tras los incidentes protagonizados por los hinchas.

La duda estaba en si surtirían efecto en el exterior y vaya sorpresa se llevó el mismo juez antioqueño cuando mostró finura en el juego internacional entre San Lorenzo de Argentina y Caracas de Venezuela.

Ese 16 de abril pasado el interrogante en el Nuevo Gasómetro argentino era el árbitro.

"Le preguntaron a Óscar Julián Ruiz sobre mi capacidad y él les dijo que yo tenía madera y que al final del juego hablaban. Creo que llegaron casi 50.000 personas al estadio, las cámaras me perseguían y al finalizar la contienda los mismos dirigentes argentinos me felicitaron por la actuación entregándome, de recuerdo, el balón del partido", señala Roldán.

Esas actuaciones tienen a Roldán soñando con ir a un Mundial para ratificar su ascenso en el arbitraje colombiano, del cual aparece como actor principal debido a su constante presencia en las diferentes fechas de la Copa Mustang.

Doña Amparo, con quien Wilmar pasó el Día de la Madre después de cinco años de no hacerlo, debido al trabajo, no es una gomosa del fútbol pero ese día, cuando Wilmar le contó de su viaje a Argentina, lo felicitó y le dijo que "gracias a su capacidad se le cumplió el sueño".

Solo una vez lo acompañó en un juego. Fue en un torneo intermunicipal. Pitó Remedios y Segovia, ocasión en la que también se lo encomendó a la Virgen del Carmen.

"Aunque siempre me siento orgullosa de él, el día que lo vi por televisión pitando en Argentina sentí mucha emoción; casi siempre que lo muestran me lleno de nervios, especialmente esa vez que tuvo que suspender el clásico Cali-América porque esos hinchas estaban muy enojados y los técnicos se pusieron a pelear", confiesa Luz Amparo.

A ella Wilmar le agradece esa comprensión y, de paso, le recalca que "las cosas buenas apenas comienzan", pese a que ya lleva 16 años en la actividad, contando desde que arrancó a pitar los "picados" de Remedios, a los 12 años de edad.

Al final, un consejo que no falta para sus colegas: no llevar mamá, novia o la esposa al estadio. No solo por la "mentada de madre" sino porque "es incómodo saber que tu ser querido está expuesto a la furia del hincha, mientras uno en la cancha trata de hacer bien las cosas".